Víctor Blanco

De padre americano y madre granadina. Criado entre Graná y Baltimore, Víctor Blanco se asentó en España hace cuatro años. Comenzó su carrera audiovisual en 2015 trabajando en diferentes productoras de Washington D.C., entre tanto ha dedicado mucho tiempo a viajar, 28 países y sin la intención de parar. Sin duda volvería a los 60 para estar en la primera fila de Woodstock (si no fuese director, sería músico).

Admirador de Eugene Smith, Lorca, Pollock, Annie Leibovitz, Vincent Moon o Helmut Newton, le apasiona crear contenido único, impactante y atractivo, y su meta es crear un nuevo lenguaje para una nueva audiencia, teniendo siempre presente lo mejor de la tradición visual. Se considera muy supersticioso, tanto que siempre entra en un set con el pie derecho. Lo que le llevó a ser director fue el querer compartir historias, sensaciones, vivencias… intentar conmover y conseguir plasmar de alguna manera todo lo que ronda en su cabeza. Su cicatriz más característica se la hizo de bebé, como Harry Potter. Confiesa disfrutar como un niño en el set y ser adicto al dinamismo de vivir una historia diferente en cada proyecto y poder compartirla con todo el equipo. En cambio, el ajo, no es su pasión.